Que estamos en crisis es bien cierto pero es todo un sistema el que nos envuelve en
una vorágine de acontecimientos que verá la luz algún día aunque ahora solo nos
enseñan un túnel sin fondo. No creo que nuestra ley electoral represente la
muestra del voto de la mayoría, más bien de los bipartidistas. La ley de los
más fuertes, no de los más queridos ni votados, de los que se escudan unos a
otros por el bien común, el suyo.
No estoy de acuerdo con un sistema que permite una diferenciación tan abismal entre la clase política y el ciudadano de a pié. Cualquier persona en su sano juicio encuentra inmoral que se eche a la calle a aquellos que no tienen ni para pagar su hipoteca y deban continuar con su deuda. Me resulta insultante que un país presumiblemente democrático sucedan estas cosas sin hacer nada por remediarlo, mientras se permite a los defraudadores salir de paseo escudándose en una mal nombrada justicia tras haberse enriquecido vilmente .Resulta doblemente paradójico que el sueldo que ostentan con su trabajo sería el sueño de la mayoría de las personas de a pie, no digamos lo que han desviado, derrochado o robado a base del dinero que con tanto esfuerzo nos cuesta ganar.
Desde mi pequeño mundo al igual que muchos otros pedimos
Justicia, sabemos que en ocasiones la
Ley y la Justicia no van de la mano, aun así no la tomamos por nuestra
cuenta aunque exigimos responsabilidades a quienes no han
obrado correctamente. No veo humildad en aquellos que han abusado de sus
cargos, más bien veo una cínica sonrisa que denota la trampa en que el sistema
nos hace caer. Pedimos Justicia para
todos; Privilegios los mismos.
Sería ridículo pretender salir de este atolladero sin
recortes pero también lo es dar palos de ciego y donde dije Diego- digo Digo.Un
país que recorta en educación e investigación está abocado al fracaso. Soy una
persona optimista y estoy segura de que podremos salir adelante actuando con
cordura. La unión hace la fuerza. Una unión necesaria fuera de ideologías
porque lo que está en juego es el bienestar común, la subsistencia y el caldo
de cultivo para nuestros hijos, los de todos.
Mi voz es una de tantas que se ahogan en un suspiro, de las
que se lleva el viento pero que a base de tantos ecos podemos hacer retumbar la montaña, originar la avalancha. No se
escuden en el miedo para hacernos sumisos, el agua mansa se desbrava. Hartos de
tantas capas, de tantos escudos con los que se arropan pedimos, exigimos, demandamos la
misma sin razón para todos, desde esa
cima de autoridad en la que se rigen, aboguen por los mismos raseros. Puestos a pedir nosotros
pedimos por el bien común que pongan caras a esas manos negras que todo lo
pueden, nombres a esos fondos de
inversión que controlan los mercados, números
a tanta falta escondida.
Me pregunto ¿Se tomarán tortillas de orfidales para cenar? ¿o acaso el yeti controla sus almas?
Me pregunto ¿Se tomarán tortillas de orfidales para cenar? ¿o acaso el yeti controla sus almas?
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